A mediados de la primavera del año en curso, se lanzó una campaña de siembra de soja en la región de Amur. Sin embargo, las fuertes lluvias, que casi frustraron el plan de los agricultores locales, se convirtieron en un obstáculo significativo en el proceso de siembra.
Los ciclones cubrieron la región con olas, prácticamente sin darles a los agricultores la esperanza de una campaña exitosa. Tanto abril como mayo de 2019 fueron lluviosos, y durante este período cayó una cantidad paranormal de precipitación en la región.
Tan pronto como el clima volvió a la normalidad, los agricultores intentaron ponerse al día y triplicaron la velocidad de siembra. Cuando aparecieron los primeros brotes, comenzó a llover nuevamente en la región. Llegó a tal punto que la precipitación dificultó el tratamiento de los campos de soya con agentes herbicidas. Y luego un pequeño avión especialmente equipado voló en ayuda de los campesinos.
Ahora podemos decir con seguridad que el riego abundante tuvo un efecto favorable en la cosecha de la región de Amur. Y estamos hablando no solo de soja, sino también de cultivos de trigo, maíz y forraje.
Hoy, se espera una cosecha generosa de quinientas mil hectáreas en la región. No será superfluo notar que, en general, este año se sembraron más de tres millones de hectáreas en el territorio de la Federación Rusa.